sábado, 12 de abril de 2025

Costa sur de Menorca y Torre d'en Galmés

Nuestra primera visita es al poblado talayótico Torre d'en Galmés. Es el poblado más grande de Menorca con una extensión de 66.240 m2. Su situación, en lo alto de una colina, lo hace extremadamente adecuado para mantener el control territorial de buena parte de la costa sur de la isla. Cronológicamente, perduró desde el periodo naviforme (1700-1400 a.C.), del cual se conserva un hipogeo cerca de la zona de recogida de agua, hasta la época romana tardía, aunque también se han hallado restos de época islámica (siglo XII d. C).



Consta de una zona pública, donde se hallan los tres talayots (1000 – 700 a.C.) situados en la cima de la colina y el recinto de taula junto al talayot central, ya del periodo post-talayótico (650 – 123 a. C.). El capitel de ésta fue reutilizado como tumba en época romana tardía o medieval. Durante las excavaciones arqueológicas de 1974 se descubrió una figura egipcia de bronce del dios Imhotep que puede contemplarse en el Museo de Menorca junto a otros objetos rituales del recinto. El comercio de esta figura está fechado en el siglo IV – III a.C.




En la vertiente sur de la colina se hallan las casas del mismo periodo, que son circulares y están compartimentadas por muros radiales que convergen en un patio central con cisterna. En un lateral de cada una de las casas tienen adosados otros edificios que conservan la cubierta de losas de piedra, sostenidas por columnas, que se emplearon como almacenes o despensas. La casa más monumental es la conocida con el nombre de “Círculo Cartailhac” fechada en el siglo II a. C. y cuya excavación arqueológica se efectuó en el año 2008. Finalmente, hallamos un sistema de recogida de agua de lluvia formado por aljibes o depósitos de diferentes dimensiones excavados en la roca. El conjunto del poblado debió estar amurallado con una pared que conectaba las casas entre sí siguiendo una planta irregular.



 Desde allí fuimos hasta la Playa de Son Bou, la más extensa de Menorca con sus 2,5 km de longitud. Es de clara y fina arena con una suave pendiente hasta aguas limpias y cristalinas del Mediterráneo. En la parte más oriental las paredes rocosas alcanzan entre 70 y 80 metros de altura. Nos acercamos andando hasta los restos de la Basílica Paleocristiana del siglo V d.C. Se puede ver una estructura rectangular de lo que era un templo religioso de tres naves al que se accedía por un pórtico que daba a un vestíbulo sobre el que se situaba el coro al que se accedía a través de una escalera de la que se han encontrado algunos vestigios. El cuerpo central de la iglesia se encuentra ligeramente elevado sobre el nivel de las otras naves. Y en el exterior, al sur de la basílica había una pequeña necrópolis y aún se pueden ver los restos de algunas tumbas. Esta basílica fue destruida por un incendio en el siglo XVIII.


Después continuamos caminando por el camí de cavalls, poco más de 1 Km, hasta la pequeña Cala Llucalari. Tiene un interés paisajístico increible, ya que se accede a través de un barranco.  

 Por la tarde aparcamos en Son Xoriger y dimos un bonito paseo hasta la Cova des Pardals, por el Camí de Cavalls. Al final del recorrido, justo al lado de la casa blanca situada sobre la peña, hay unas escaleras esculpidas en la roca que bajan a la cueva.La cueva fue utilizada antiguamente por pescadores de la isla, así como para contrabando de tabaco, café y jabón en tiempos de escasez tras la guerra.



De vuelta al hotel nos paramos en el Cabo de Artrutx. La apariencia diurna es una casa blanca con una torre de 34 m decorada con bandas blancas y negras. Su luz se puede ver desde 19 millas naúticas y marca el extremo del estrecho que forma con Mallorca. Actualmente en la casa de los fareros hay un restaurante.


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