Nuestra primera visita son las Pedreres de s'Hostal. Son unas canteras de marés (piedra típica de la isla utilizada para las construcciones) cuya explotación se concluyó en 1994. Un año después, la Asociación Líthica alquiló las canteras para darles una nueva vida que fomentaran su esencia de laberinto y jardín botánico. Se pueden apreciar las marcas de las extracciones manuales y mecánicas que se hacían en la piedra.
Desde allí fuimos a la Cala del Pilar. Esta playa virgen está situada en la costa norte de la isla y se accede a ella tras una caminata de unos 40 minutos por bosques de pino blanco y encinas. Su arena dorada, sus rojizas tierras arcillosas que la rodean, su sistema dunar y su costa agreste son las que hacen de esta cala un paraje incomparable.
Por la tarde hicimos una ruta preciosa al Barranco de L'Algendar.
Su territorio es una reserva natural de gran valor ecológico. Empezamos la ruta en Pas d'en Revull.La hondonada está atravesada por un riachuelo (el río de Aljandar) de agua fresca y cristalina. Contiene acantilados de 80 m de altura. La tierra es muy fértil, y se observan signos de la cultura agrónoma árabe, como los aljibes y las canalizaciones para regadio. En las cuevas se han hallado restos arqueológicos.
Desde allí fuimos a la Cala Galdana. Ésta es una playa urbana, de mas de 400m de longitud con arenas blancas y aguas cristalinas. Paseamos por ella hasta el final donde encontramos unas escaleras (205 escalones) que nos subirían hasta el Mirador de Sa Punta, que nos conecta al Camí de Cavalls (etapa 14).
Estuvimos caminando poco por un espléndido bosque de encinas poco más de 1 km hasta llegar a la Cala Mitjaneta. Junto a ella estaba la Cala Mitjana. Estas calas están encajonadas entre los típicos acantilados calcáreos de la costa sur menorquina.
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