martes, 12 de julio de 2016

Pekín, capital de la Republica Popular China

Tras 12 horas de vuelo llegamos al aeropuerto de Pekín. Son las 5 de la mañana y hace calor. Pekín (北京) es la capital de la República Popular China. Tiene más de 20 millones de habitantes y es una ciudad vibrante y caótica, en constante evolución, llena de modernos rascacielos, que se desarrolla rápidamente mientras intenta mantener su carácter tradicional.
Durante el traslado a nuestro hotel lloviznaba y había mucho tráfico. Como es muy temprano cuando llegamos al hotel nos vamos a dar una vuelta por la zona, buscando un centro comercial cercano. Vemos tres caniches con zapatos.

Por la tarde vamos en metro hasta Lama Temple o el templo de Yonghe 雍和宮 (palacio de la paz y la armonía). Es un templo budista de la dinastía Qing que representa el punto culminante de la iconografía y la liturgia del budismo tibetano. La construcción del templo comenzó en 1694. En sus orígenes fue la residencia oficial de los poderosos eunucos de la corte imperial manchú. Luego pasó a ser el palacio del príncipe Yong, hijo del emperador Kangxi, que convirtió la mitad de los edificios en residencia y el resto en el templo de los lamas de la corte de la orden Geluk.
 
 
Al salir habia personas que se arremolinaban alrededor de jugadores de póker y juegos chinos. Buscamos un restaurante para comer y ahí nos dimos cuenta de lo difícil que es entenderse con los chinos si no hablas su lengua. Comimos y después fuimos al Touch Woman's Te, situado en Beixin Hutong, para tomar un té.

Después nos montamos en el metro (la tarifa depende de la estación en la que bajas) y fuimos al centro de la ciudad, hasta la calle Wangfujing, la zona comercial más importante de Pekín. En una abarrotada bocacalle había muchos puestos de exótica comida (pinchitos de escorpiones, saltamontes, estrellas o caballitos de mar....). Llegamos hasta el final de la calle y cenamos en un restaurante con vistas


Desde allí fuimos caminando alrededor de la Ciudad Prohibida hasta llegar a la plaza Tiananmen.

El lejano oriente es un lugar peculiar donde cada detalle cotidiano resulta curioso. Pekín es una ciudad envuelta en mitos y leyendas que deja atrás un pasado marcado por emperadores de descendencia divina y lujosos palacios de cuento.
Nos alojamos en el hotel Doubletree By Hilton Beijing

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