lunes, 21 de marzo de 2016

Los lugares más bonitos de la costa vizcaina

Desayunamos en Bilbao y nuestra primera parada fue en San Juan de Gaztelugatxe. Nos encontramos con una escarpada isla coronada por la iglesia de San Juan Bautista. Para acceder a ella hay que subir 241 escalones. Es un paraje espectacular y todo un emblema en Euskadi. El espeso bosque termina de forma abrupta ante el agitado mar Cantábrico, dando lugar a gran cantidad de islotes, peñas, flyschs y cuevas ocultas a la vista desde tierra. Todos los años, submarinistas hacen una ofrenda floral a la imagen de la virgen de Begoña que hay bajo el mar.



Desde aquí nos fuimos hasta Bermeo, la villa pesquera por excelencia de esta costa. Su puerto vibra de actividad cuando llegan las capturas. La cofradía de pescadores, los muelles, los barcos y las casas del puerto viejo, son el reflejo de su relación con el mar. Paseamos por el casco viejo y el puerto. Enclavado en la torre Ercilla está el museo del Pescador, que da fe de los siglos de tradición marinera. 
Seguimos bordeando la costa hasta llegar a Mundaka. Pueblo marinero tranquilo donde el puerto, las antiguas casas de los pescadores y sus calles parecen contar historias sobre los esfuerzos de las gentes del mar. Es conocida mundialmente por su ola izquierda. Desctacan la iglesia renacentista de Santa María, la ermita de Santa Catalina y la Biblioteca municipal.
Nuestra siguiente parada es en el encantador Elantxobe. Las vistas desde la parte de arriba son espectaculares. Está protegido por varios acantilados y tiene un puerto precioso. Aquí almorzamos en el restaurante del puerto.
Por la tarde fuimos al insólito Eauno de los pueblos más originales y con más encanto del Cantábrico. Desde el aparcamiento fuimos andando por la calle que flanquea en paralelo al río Ea hasta llegar a la pista de frontón, su playita y el  minúsculo puerto (solo practicable durante la marea baja). De vuelta, cruzamos el puente de piedra y fuimos por la otra calle, y así terminamos de ver este singular pueblo. 


Desde allí a Lekeitio. Entre sus estrechas calles empedradas descubrimos casonas, torres y conventos con sabor a mar. Calles que desembocan en un animado puerto donde vimos como dos barcos descargaban caballas frescas. Visitas: el Faro de Santa Catalina y la Basílica de la Asunción de Sta Mª. La emperatriz austro-húngara Zita y sus hijos pasaron en Lekeitio parte de su exilio.
La siguiente parada fue en Ondarroa. Tiene un puerto pesquero y conservero y en lo alto, la iglesia de Santa María (1462)  y la Torre Likona del s. XV. Al este, la playa de Saturraran señala el límite de la costa de Bizkaia con la de Guipúzcoa. Su casco viejo tiene un sabor medieval y marinero inconfundible con calles estrechas y empinadas. El antiguo Ayuntamiento muestra una fachada toscana.
Nuestra ruta termina hoy en la bonita villa pesquera de Mutriku, cuyos habitantes se dedicaron a la pesca de la ballena. Su casco histórico fue declarado Conjunto Monumental y es uno de los mejores conservados de todo el País Vasco. Sus estrechas calles adoquinadas, con palacios y casas solariegas de gran interés arquitectónico, se entrelazan hasta llegar al puerto pesquero.

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