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Seguimos nuestra ruta y pasamos por Olvera, desde la carretera se veía su
impresionante iglesia y el castillo, hasta llegar a Antequera. Hicimos una panorámica de
la ciudad y subimos hasta el Arco de los
Gigantes, (este se levantó en el año 1585. Su traza se debió al arquitecto
Francisco de Azurriola. Una vez levantado el muro del Arco, el Cabildo
Municipal decide colocar todas aquellas estatuas y lápidas latinas que habían
aparecido en las ciudades romanas de alrededor. El Arco, que se abre con un
muro de más de dos metros de grosor, presenta una altura de siete metros. Su
coronamiento fue más aparatoso, ya que tenía una gran hornacina, flanqueada de
dos aletones, en la que había una enorme estatua de Hércules. La jarra de
azucenas de la clave, así como el castillo y el león de la cornisa, conforman
el escudo de la ciudad. Visitamos la Colegiata Santa María, (la importancia de este
edificio estriba en ser el primero que se concibió dentro del estilo
renacimiento en Andalucía. La construcción la podemos fechar en los años 1514 –
1550. Las trazas en un principio se hicieron siguiendo modelos góticos, para
concluir las obras estilo renacentista. El exterior de Santa María destaca por
su grandiosa fachada, realizada en piedra de sillería, en tres calles separadas
por contrafuertes, en cada una de las cuales se abre una puerta. En el ático
encontramos una balaustrada ciega, muy renacentista. El interior actualmente se
encuentra prácticamente vacío de elementos ornamentales y de retablos, ya que
el templo no se dedica al culto, sino a acoger conciertos y exposiciones
itinerantes. En el bello paisaje de la vega de Antequera, a mitad de camino
entre nuestra ciudad y la vecina localidad de Archidona, se alza la Peña de los
Enamorados.
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El perfil de esta peña es muy singular porque se asemeja a los
rasgos de un rostro humano que mira al cielo con la cabeza apoyada en la
tierra, como si se tratara de un hombre yacente. Y la explicación a esta
peculiar silueta, que recorta el horizonte de la ciudad, la encontramos en la
leyenda homónima de la que toma su nombre. "Un joven, al parecer nacido en un reino cristiano,
fue hecho prisionero en los dominios de Granada y llevado como esclavo a la
casa de una rica familia mora, donde se enamoraron él y la hija del dueño.
Conscientes ambos de las dificultades con las que preveían iban a encontrarse
para dar rienda suelta a su amor, mantuvieron la relación en secreto, hasta que
un buen día decidieron escaparse, siendo perseguidos por el padre de la joven
acompañado de su séquito. En el largo recorrido de su huida llegaron hasta la Peña,
donde decidieron detenerse a descansar o a encontrar refugio, pero allí fueron
sorprendidos por las personas que les venían persiguiendo. Ante el acoso de los
mismos, los jóvenes trataron de defenderse, pero les obligaron a entregarse. En
medio de esta situación y desesperando de no poder consumar su huida y sobre
todo su amor, se lanzaron abrazados al abismo desde la cima de la Peña".
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