sábado, 30 de diciembre de 2006

Pals, el pueblo que merece cien visitas

Pals es un pueblo medieval de Girona, en la comarca del Baix Empordá. Conforme te acercas por sus tierras llanas cubiertas por húmedos sembradíos de arroz, aparece como un arenoso montículo, en el que destaca la románica Torre de las Horas (construida entre los siglos XI y XIII), la única que se conserva del castillo. 
Pals conserva en sus calles empedradas, en sus arcos de medio punto, en sus fachadas con ventanas ojivales y en sus balcones de piedra, un aire que nos transporta instantáneamente al medievo. El estilo gótico predomina en su iglesia de Sant Pere (944) y en la Casa de la Vila, aunque a lo largo de sus calles hay muestras de exquisita arquitectura barroca y renacentista. Pals está hecha para caminar, para perderse en sus cuestas tortuosas, para recorrerla hasta su cima y desde allí disfrutar del panorama que, si hace buen tiempo, se extiende hasta el mar.

 

 
 Otros de sus atractivos son: La muralla, consta de cuatro torres cuadradas que datan del  siglo IV. El  Mirador Josep Pla, desde el que se pueden ver los campos del Ampurdán y las Islas Medas. La plaza Mayor y las tumbas en la calle Mayor y la Casa fortificada de La Pruna, del siglo XV, en donde se halla el Museo de Arqueología Submarina.
Fuimos en las vacaciones de navidad, a primera hora de la mañana, y el pueblo estaba desierto y decorado como si fuera un pueblo de Belén.

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