Lisboa es la capital de Portugal, situada en el enclave más estratégico del
Atlántico, al suroeste de la Península Ibérica, aún conserva la entrada
desde el Tajo como en siglos pasados. Es
difícil imaginar Lisboa sin su aroma a café, los funiculares y los tranvías,
los bellos azulejos que visten algunas fachadas art-déco, los restaurantes
decimonónicos, la melodía del fado y las farolas. Todo esto imprime un cierto
aire decadente que da rienda suelta a la melancolía y la ensoñación.
Plaza dos
Restauradores (constituye un nexo de unión entre la Lisboa antigua y la ciudad
moderna. Está rodeada de importantes edificios de finales del XVIII, entre
ellos el Palacio Foz, que alberga la oficina de turismo). Plaza del Rossio (también llamada Plaza Pedro IV, Mercado de
Flores los sábados por la mañana, La
Iglesia de Sto. Domingo, El Teatro Nacional Doña María II y
el Café Incola. Durante la
Inquisición, se hacían aquí las hogueras de los autos de fe). Praça
do Comércio, (armoniosa y sobria, también conocida como Terreiro do Paço,
está rodeada en tres de sus lados por edificios simétricos de amplios
soportales y por el sur, la plaza se abre al río. Aquí se alzó el antiguo
palacio real, destruido como gran parte de la ciudad en el terremoto de 1755. En
el centro destaca la estatua ecuestre del rey D. José I, y el famoso arco de la
Rua Augusta. En
esta plaza y con motivo de la
Navidad, han montado un árbol luminoso de 72 m. de altura, el más alto
de Europa). Praça
da Figueira (rodeada de las típicas casas abuhardilladas de la Lisboa pombalina, se ve en
lo alto el Castillo de São Jorge. Elevador de Santa Justa (1901, este ascensor de hierro forjado de 45
m de altura fue construido por un discípulo
de Eiffel, une la ciudad baja con el Chiado y el Barrio Alto). Convento
do Carmo (fundado en 1423, mantenidas intactas en recuerdo del gran
terremoto de 1755, hoy solo quedan el portal, el coro y 4 capillas). Monasterio de los
Jerónimos (considerado Patrimonio Mundial en 1983, arte manuelino, entre
renacentista y gótico, construido en el s. XVI por encargo del rey Manuel
I. La iglesia, dedicada a Santa María, es una bella obra de aquella época, con
atrevidas bóvedas, cuerdas, ancoras, nudos… es la cultura del mar gravada en la
piedra. El claustro es excelente. Todo el edificio transmite la sensación de
grandiosidad). A
la salida, un circuito alrededor de la plaza con los camiones que participan en el Lisboa-Dakar. Monumento a los Descubridores (se
construyó para conmemorar la epopeya de los Descubrimientos. Tiene como figura
central al Infante D. Enrique, subiendo por el ascensor hasta la cima, se puede
observar la gran Rosa dos Ventos diseñada en el suelo. Solo lo vimos de lejos). Torre de Belém (Considerada Patrimonio de la Humanidad, fue
construida entre 1515 y 1522, la forma cuadrada de la fortaleza y su destino
defensivo no le merman belleza, con sus bellas almenas y airosas y elegantes
balconadas). Puente 25 de Abril. Aunque aún más
colosal y moderno es el puente Vasco de Gama, el mayor de Europa (17 Km.). Este puente está muy
cerca de la última gran obra de urbanismo de finales del s. XX). Catedral (1147, estilo
románico, construida bajo el mandato de Alfonso Henriques, se puede visitar el
Tesoro y las ruinas romanas). Subimos por la Rua Augusto Rosa hasta
el Miradouro de Santa Luzia (con vistas del estuario del Tajo y del Barrio de
Alfama). Castillo de São Jorge (fortaleza situada en la cima
de una colina que domina la ciudad. Construido por los romanos y conquistado a
los musulmanes en 1147, por el primer rey de Portugal D. Alfonso Henriques). Paseamos por la judería. A
sus pies, se extienden dos barrios antiguos y pintorescos: la Mouraria y la Alfama (comprendida
entre el Castillo y el Tajo, es el barrio mas antiguo de la ciudad. El legado cultural y el paso de diferentes
pueblos por la zona permanece en el entramado de sus callejuelas empinadas,
arcos, escalinatas y plazas. La etapa árabe comprende cinco siglos
históricos de la ciudad, del VIII al XII y conserva su estructura de la época
musulmana, con patios con flores y ropa tendida, cuestas y escaleras).
Bajamos a la
Plaza del Comercio para ver el concierto de fin de año. A las
12, los portugueses se comen 12 uvas pasas y lluvia de champán. Impresionantes
fuegos artificiales envuelven la plaza.
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